La ignorancia...

La semana pasada tuve una experiencia increible. Caí en la cuenta (en buena hora, dirán algunos :P) de que la ignorancia es lo peor para el ser humano, sobre todo, como ser sociable.

Es cierto que "saber" significa una serie de responsabilidades que a veces son bastante duras, sobre todo cuando entran en el plano de lo moral. Pero también es cierto que la "ignorancia" no hace más que generar "miedo".

Podemos verlo claramente en los niños. Un niño en el dentista, por ejemplo, si nadie le explica nada (y muchas veces, a pesar de hacerlo), llora. Y llora porque no sabe lo que le van a hacer. Porque una persona mucho más grande que él, le hace cosas extrañas (sin contar el ruido espantosos de esas maquinitas que tienen, jeje) y no entiende que es lo mejor para él, aunque tal vez en ese momento le moleste un poquito.

Me acuerdo cuando a mi hermana la estaban por operar de apendicitis (le iban a sacar el apéndice, por si le llaman de otra forma), y la pobre estaba aterrada. Gracias a Dios le tocó un médico pedagógico, que se sentó a su lado, la tomó de la mano, y le explicó qué le iban a hacer, por qué, y qué iba a sentir ella. El dolor es el mismo! no lo disminuye el hecho de saber!, pero el sufrimiento ya no existe. Porque está preparado para sentirlo, y entiende las razones por las que lo siente. Por lo tanto, no se asusta.

Todo esto para decir, que la ignorancia solo genera miedo (lo siento, siempre me enrollo, jeje).

Pero volviendo a mi experiencia. He tenido la suerte de conocer a una chica muy especial. Coincidimos en un trabajo de grupo, y gracias a eso tuvimos la oportunidad de conocernos. Ella es erasmus, vive en Francia, y en un descanso empezamos a hablar de nuestras vidas. De su familia, la mía, de su vida allá, la mía en Argentina y ahora en España. En fin, nos dimos cuenta de que teníamos un montón de cosas en común, y me alegré mucho por ello.

Pero mi alegría fue mucho mayor cuando descubrí, que esa chica, con la que compartimos muchos valores y formas de ver la vida, es marroquí y musulmana.

Mi primer pensamiento, sinceramente, fue "osstrasss, musulmana...". Por esas injusticias del ser humano, de repente, me di cuenta de que todo lo que habíamos hablado antes, no me pegaba con la imagen que tenía de los musulmanes.

Empecé a preguntarle sobre su religión, y quedé fascinada. No puedo contarles todo lo que hablamos en este momento (respiren tranquilos, jeje), pero sí puedo decirles que me dí cuenta de lo ignorante que era.
Nunca hubiese imaginado que nuestras religiones tuvieran tantas cosas en común. Nunca hubiese imaginado que la mayoría de los musulmanes están tan aterrados como nosotros, por culpa de esos grupos terroristas, que además de ser un peligro para la humanidad, usan la bandera de esa religión injustamente (manipulando a pueblos enteros).

Ambas nos deleitamos comprobando la cantidad de valores que compartimos. Y sobre todo, nos dimos cuenta de que tanto mi religión como la suya, necesitaban conocer un poquito más a la otra, para aprender de ella. Ambas tienen un mismo Dios, ambas tiene valores universales, así como también, vicios o imperfecciones, porque son vividas por seres humanos. Y por lo tanto, ambas tienen mucho que aportar al resto del mundo.

Si tan solo estuviésemos abiertos a conocer. Si nos acercáramos más a aquello que le tenemos miedo, tal vez descubriríamos que hay muchas más similitudes que diferencias, y podríamos rescatar aquellos valores, gestos y pensamientos que nosotros tenemos un poco olvidados.

Ahora entiendo por qué Juan Pablo II insistía tanto con el ecumenismo. No hay mayor riqueza en el mundo,que la del conocimiento, y mucho mayor aún, si esa riqueza nos permite acercarnos a otros seres humanos. Es sólo una cuestión de actitud, de estar abiertos a algo distinto... sólo así encontraremos las similitudes.



Comentarios

Jhony251 dijo…
Creo que has dado en el clavo.
A demás todo eso que comentas, es aplicable a nuestro día a día, a nuestro trabajo, con los compañeros, a nuestros estudios, con los estudiantes y profesores,a nuestra familia etc.

Podemos aprender y enriquecernos de cada una de las personas existentes y también de cada una de las cosas que nos pasan. En definitiva, todo lo que vivimos debería servirnos para enriquecernos y para madurar, y no olvidarlo y dejarlo sólo como vivencias.

Un abrazo.
Anónimo dijo…
Hace ya tiempo se hizo una reunión en Sanbe muy muy chula en la que vino gente de otras religiones a explicárnoslas.

Vinieron dos musulmanas muy simpáticas que también cambiaron mi opinión acerca del islam.

¿Por qué no le propones a tu compañera que venga un viernes a Sanbe a hablarnos de su religión?

Un abrazo.
Anónimo dijo…
Doy fé de que esa chica es muy piola!! Y de que el conocimiento te libera de temores! No lo había dicho alguien ya?
Vane dijo…
Un anónimo argentino!!jajaja!! Creo que ya se quién sos, pero no entiendo por qué aparecés como anónimo.
No importa, muchas gracias por escribir!
RR Merlan dijo…
Me alegro de que tuvieras esa experiencia. Eso de comprender y comunicarnos con otras religiones "sabemos" de oídas que es muy enriquecedor, pero lo olvidamos enseguida. Ahora tú ya no lo olvidarás porque lo has vivido.

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